¿Qué son las balanzas de laboratorio?

El Laboratorio Copisa afirma que una balanza es una herramienta necesaria en cualquier laboratorio. Las balanzas de laboratorio se utilizan para pesar o medir la masa de un cuerpo o material, como las balanzas en general. En este caso, sus mediciones son extremadamente precisas. Suelen estar alojadas dentro de una cabina protectora de cristal o plástico para garantizar esta precisión y evitar que la medición se vea influida por la temperatura ambiente, la presión, los movimientos del soporte sobre el que están montadas, las corrientes de aire u otros motivos. Del mismo modo, es importante asegurarse de que la muestra esté a temperatura normal para evitar que se formen corrientes de aire en el interior del recipiente de forma natural debido a la convección, lo que podría sesgar la medición.

Para garantizar la precisión, es fundamental mantener su correcta calibración mediante ajustes periódicos que garanticen su funcionamiento preciso.

En general, podemos distinguir entre los grandes grupos de balanzas mecánicas y eléctricas. Sin embargo, cuando se trata de balanzas de laboratorio, podemos diferenciar entre un tipo distinto debido a sus dispares metodologías de medición. 

Las balanzas de granate pesan hasta 2.600 gramos y son un poco lentas en el procedimiento. Pueden medir la masa tanto de gases como de cosas, con una sensibilidad de hasta 0,01 gramos. Dado que es menos precisa que una balanza analítica pero tiene mayor capacidad, se emplea con frecuencia como herramienta auxiliar en los laboratorios.

Por otro lado, las balanzas semimicrónicas, con una capacidad de 100 gramos, tienen alta velocidad de funcionamiento y sensibilidades de hasta 0,01 miligramos; mientras que las microbalanzas, con una capacidad de 30 gramos, tienen una sensibilidad de 0,001 gramos.

La balanza analítica están pensadas para medir masas pequeñas en el rango de los submiligramos y tienen una capacidad de 200 gramos. Los modelos digitales tienen una sensibilidad de hasta 0,0001 gramos, o 0,1 miligramos, que es la milésima parte de un gramo. En lugar de medir masas, las balanzas analíticas electrónicas evalúan ahora la fuerza necesaria para compensar la masa que se está midiendo. Para ello se utiliza un electroimán, que produce esta fuerza auxiliar y la mide hasta que puede compensar la masa del objeto.